martes, 15 de septiembre de 2009

La Plebe: Dignificada por la religión, degradada por el Neopaganismo.

Bernadette Soubirous, decente, aldeana, pura, santa y plebeya


Como se sabe, el Gran Louis Veuillot era de origen muy modesto. Ahora bien, en una página de las más tocantes que produjo el inmortal polemista escribió que, si el orden social se restaurase sobre bases católicas, él no querría pertenencer a los estratos elevados, sino preferiría quedarse en la plebe. Y esto, para auxiliar la reconstrucción de una plabe digna, consciente de la grandeza de la plebe católica en cuanto plebe católica, celosa de sus derechos y profundamente imbuída de sus deberes. Lo contrario, en fin, de la plebe neopagana y revolucionaria, que se averguenza de ser plebe, que sueña sólo con sus derechos y destesta que se le hable de sus debere, de una plebe que no desea sino imitar a la burguesía en cuanto no la derriba. De una plebe como existe típicamente en varios centros industriales del mundo, y como es de temer que se vuelva la nuestra en muchos lugares, si los hijos de la Iglesia no acuden a tiempo con la caridad de los recursos materiales y principalmente con el don de principios claros, vigorosos, auténticamente católicos.

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La metamorfosis revolucionaria de la burguesía procede por etapas y ya está avanzada. Lo mismo se da con la plebe. Y por eso, tal vez aún son raros los especímenes de burgués o plebeyo enteramente revolucionarios, son frecuente en todas las clases las manifestaciones más o menos profundas de las ideas y estilos de la Revolución neopagana.


Es, pués, útil, para numeros lectores, burgueses o no, conocer la encarnación de un tipo plebeyo digno, altivo de su calidad humana incorporada místicamente al cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo por el bautismo, y al mismo tiempo satisfecho en sus modesta condición.



El cuerpo de Santa Bernardita se mantiene incorrupto en Nevers, Francia


Aledeana vestida con decencia y sensata simplicidad, en la cual se nota una compostura que más que el traje, se hace patente en la mirada serena, firme, profunda, pura y equilibrada hasta el más alto grado: su nombre llenó su siglo, se perpetuó en el nuestro, y brillará mientras el mundo sea mundo.

En el cielo los Ángeles lo contan con loor ¡Es Bernadette Soubirous, incluída por el Santo Padre Pío XI en el Catálogo de los Santos!. Ella no es burguesa, no quiere ser burguesa, no quiere parecer burguesa ni quiere extinguir la burguesía. Pero pocas burguesas, y hasta pocas Princesas tienen tanta dignidad y decoro personal.

He aquí la elevación, la gloria, la fuerza de una plebe católica no deformada por la Revolución neopagana. [1]



Nota:

[1] Pubicado en ''Catolicismo'' Número 75, Brasil, marzo de 1957.

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